Se trata de una herramienta que había dejado de ser utilizada masivamente, pero la digitalización le dio un impulso innovador y de confianza.
En la era de la digitalización, muchas innovaciones irrumpen en el mundo de las finanzas, pero también otras resurgen gracias a la tecnología. Es el caso del peer-to-peer lending (P2P), que se trata de préstamos entre particulares.
El resurgimiento trae consigo el apoyo de las plataformas tecnológicas, dando una apertura de acceso a inversores y redefiniendo este sistema, que fue lanzado hace un largo tiempo ante la necesidad de recibir financiación y eso no cambió en la actualidad.
La evolución del peer-to-peer lending
El peer-to-peer lending a principios de los años 2000 ganó gran popularidad como una herramienta simple de financiación que propone eliminar a los intermediarios tradicionales, como los bancos, y permitir a las personas prestar dinero directamente a otras personas o empresas, con menores costos y mayores rendimiento.
Este modelo conecta directamente a quienes necesitan financiación con quienes buscan obtener un rendimiento sobre su capital. Y está ganando adherentes, ya que se atraviesa un entorno marcado por tasas de interés variables, inflación y la popularidad de las fintech.
En ese entonces, la falta de regulación hizo que su popularidad y confianza disminuyera, lo que se combinó con la crisis financiera que se atravesó en 2008 y se debilitó su uso. Pero la era digital le da una nueva oportunidad, siendo que sus herramientas minimizan los riesgos de pérdidas de los prestamistas y aumenta la confianza.
La inteligencia artificial y big data en el P2P se utilizan para constatar con eficiencia la solvencia de los prestatarios, los que reducen los riesgos. Asimismo, países como Reino Unido y Estados Unidos crearon regulaciones para que las plataformas que brindan este servicio implementen prácticas transparentes y mecanismos de protección contra el fraude.
Combinado con la forma en la que la generación millennial y la generación Z, tienen acceso a este tipo de servicios digitales, esta herramienta vive su resurgimiento.
No obstante, los desafíos, como en muchas opciones digitales, están presentes. Uno de ellos es la morosidad en tiempos de inestabilidad económica, si bien las plataformas regulan esta cuestión, no se descartan en su totalidad los incumplimientos. Asimismo, la ausencia de marcos legales claros deja tanto a prestatarios como a prestamistas vulnerables.
Sin embargo, su crecimiento parece ser imparable y esta cuestión impacta directamente a las bancas tradicionales, ya que deja en evidencia las deficiencias de los servicios, como es la falta de agilidad y altos costos. Esta cuestión podría incidir en replantear el rol que cumplen y cómo lo hacen. Una vez más se deja en evidencia que la tecnología puede transformar sectores económicos tradicionales, con alternativas innovadoras que benefician tanto a los consumidores como al sistema financiero en general. Ahora, se está redefiniendo la manera en que las personas y las empresas acceden al crédito y se está desafiando a las entidades tradicionales a adaptarse a esta era.